El hombre y su tesoro

Entre la densa niebla

brama el viento y agita,

desnudo… marchito un roble

muriendo, se aferra a la vida.

Entre la oscura bruma

Golpea una lluvia infinita

Solitaria… inerte una flor

encogida, consume su vida

Entre cristales de hielo

que de noche vienen y de día van

menguante… un glaciar eterno

se consume, tras un eon de vitalidad

Entre la ardiente calima

arrastrando muerte y soledad

triunfal… un desierto nos engulle

alegre de nuestra complicidad

Entre montañas de tesoros

embriagado en su pequeñez

ignorante… descansa un hombre

que no tiene sino de avaricia… sed

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.