Después de la resaca electoral es necesario desentrañar algunas de los secretos del fatal sistema electoral que hay en España, yo le doy en llamar «la empanada electoral» porque el símil alimenticio me permite describir un plato de hermosa y gruesa cobertura del que nunca sabemos a primera vista que hay dentro, eso en sí la ley electoral española.
No pretende este artículo desentrañar guiños partidistas, es una crítica al sistema en sí, del que tanto se benefician unos como otros.
Dicen que la primera ley de un estado es su constitución y la segunda su código penal, la primera dicta que se puede hacer y la segunda que hacemos con quien transgrede la primera y de las que de ella emanan. Pero hay un tercer elemento que es el que posibilita dar estabilidad a todo este conglomerado y no es otro que la ley electoral.
Una ley electoral dicta los procedimientos que se deben llevar a cabo para que un proceso electoral sea considerado válido conforme a esta ley, en el mundo hay multitud de leyes electorales que generan diversos tipos de sistemas electorales, en algunos se premian descaradamente a las mayorías como el sistema Griego que otorga 50 escaños de 300 directamente al partido más votado, o el sistema Danés que trata de repartir un 23% de los escaños de forma compensatoria entre todos los partidos en una circunscripción única.
Una ley electoral es algo tan a capricho que te permite configurar una democracia a medida, dado que todos los métodos que no se basan en una circunscripción única sin porcentajes de corte están alterando el resultado en uno u otro sentido. Toda legislación que incorpora objeciones al principio de circunscripción única altera de una manera determinada el resultado.
El sistema que fue elegido en España premia enormemente el voto rural sobre el voto urbano, y el peso de las «provincias» frente a las «capitales», el sistema Español usa la circunscripción provincial otorgando a cada una de las 50 provincias 2 diputados más 1 a Ceuta y otro a Melilla, es decir 102 diputados son asignados de forma automática. Realmente a territorios como Cataluña donde el voto se suele concentrar en opciones puramente catalanistas le convendría tener 12 provincias en vez de 4.
El resto de los diputados se reparten según la población, y entonces es cuando empiezas a encontrar las primeras sorpresas de la empanada electoral.
Castilla la Mancha
Castilla la Mancha con 2 millones de habitantes eligen 21 escaños, con 5 provincias se asegura 10, más otros 11 por población, no pasaría nada si no fuese porque el País vasco elige 18 también con 2 millones de población.
Pero si ahondamos en los resultados en conjunto de Castilla la Mancha la trampa es tal que de 21 escaños el PP ha conseguido 12 con 475.118 votos, el PSOE 7 escaños con 303.254 votos, Podemos 2 escaños con 162.582 votos y Ciudadanos 0 con casi 144.986, es decir al PP le ha salido el escaño a unos 39.593 votos, al PSOE a 43.222, a Podemos a 81.291 votos y a Ciudadanos aún más caro porque con casi 150.000 votos no se ha comido nada.
¿Que refleja esto? Pues simplemente que es un sistema creado para beneficiar a un primer y segundo partido, en este caso con fuertísima implantación en las provincias, donde existe una red clientelar de 40 años de antigüedad más otros 40 de franquismo, forjada en ayuntamientos y diputaciones y donde no hay lugar a sorpresas.
Si aplicamos en este caso la circunscripción por comunidad autónoma en Castilla la Mancha, el PP se quedaría con 9 (-3), el PSOE con 6(-1), Podemos con 3 (+1) y Ciudadanos con 3 (+3).
Castilla y León
Este mismo caso lo tenemos en Castilla y León donde el sistema electoral tiene su principal incongruencia.
Con 9 provincias se asegura 18 escaños (los mismos que 2 millones de vascos) pero además por población tiene otros 13 escaños.
Metidos en harina, el PP con 639.764 votos se lleva 18 escaños y el PSOE 9 escaños con 334.421 votos, Podemos con 223.727 votos apenas 3 y ciudadanos con 204.241 votos un solo escaño. Por descifrar este chisme en Castilla y León, al PP le cuesta el escaño 35.542 votos, al PSOE 37.157 votos, a Podemos 74.575 votos y a Ciudadanos la friolera de 204.241 votos, simplemente ridículo.
Aplicando como en el caso anterior la circunscripción por comunidad autónoma el PP se quedaría en 15(-3), el PSOE en 7(-2), Podemos en 5 (+2) y Ciudadanos en 4(+3).
En un par de comunidades autónomas ya encontramos dos graves quiebras al principio del sufragio universal:
- Un hombre no vale un voto sino que depende a quién vote, vale solo un cuarto de voto y necesita otros 3/4 para equipararse a un voto a un partido con más adeptos.
- Las Castillas están ampliamente sobrerrepresentadas, con alrededor de 4,5 millones de habitantes eligen 51 diputados, Madrid con 6,3 millones de habitantes elige 36 diputados y Cataluña con 7,5 millones 47 diputados.
Solo sometiendo a un reparto por circunscripción autonómica a un par de territorios, el reparto de escaños reduce en -6 para PP, -3 para PSOE.
Este sistema premia un voto rural, de mayor edad y más proclive al bipartidismo, y no es así por casualidad, esto fue diseñado milimétricamente para crear exactamente este efecto de sobreponderación de un determinado tipo de voto sobre otro.
En todos los casos esta extrapolación concurre en el error de que en un sistema de circunscripción por comunidad autónoma, que tampoco sería justo, los diputados por cada comunidad al menos si serían más coherentes a la población de esa comunidad, no tendríamos de entrada 18 diputados fijos en Castilla y León sino que como máximo tendríamos los dos de Ceuta y Melilla.
El reparto en una hipotética circunscripción electoral por comunidades autónomas quedaría así:
- Andalucía 63 diputados (+2)
- Aragón 10 (-3)
- Asturias 8 (=)
- Baleares 8 (=)
- Canarias 16 (+1)
- Cantabria 4 (-1)
- Castilla La Mancha 16 (-5)
- Castilla y León 19 (-12)
- Cataluña 56 (+9)
- Extremadura 8 (-2)
- Galicia 21 (-2)
- La Rioja 2 (-2)
- Madrid 48 (+12)
- Navarra 5 (=)
- País Vasco 16 (-2)
- Murcia 11 (+1)
- Comunidad Valenciana 37 (+4)
El cambio es en algunos casos espectacular, hay feudos del PP, PSOE como ambas castillas que entre los dos eligen 17 escaños menos, aún así no es un sistema totalmente justo, el único sistema justo es la circunscripción única sin el corte del 3%.
Circunscripción única
En el estado actual del reparto de escaños por provincias el votante concentra el voto en opciones posibilistas, en aquellos partidos que por las encuestas o por la tradición de la provincia van a obtener con seguridad al menos un escaño, es decir hay un porcentaje que algunos estudiosos cifran en un 40% que es un voto a una «segunda opción», la menos mala, pongamos un votante en Soria que tiene debilidad por partidos como PACMA, sus posibilidades de que su voto se convierta en un escaño son muy pequeñas por lo que con certeza concentrará su voto en opciones «posibilistas».
Si en un ejercicio de imaginación valorando unas posibles elecciones en una circunscripción única ¿Cuántos votantes votarán a sus opciones deseadas en vez de a opciones posibilistas? No sería irreal suponer que partidos como PACMA reúnan alrededor del medio millón de votos si ya en estas elecciones han reunido más de 250.000 votos.
Si calculamos los escaños en una circunscripción única con los votos del 26J nos quedan los siguientes resultados, que obviamente están adulterados por ese voto posibilista de la circunscripción provincial:
- PP 119 (-18)
- PSOE 82 (-3)
- Podemos 76 (+5)
- Ciudadanos 47 (+15)
- ERC 9 (=)
- CIU 7 (-1)
- PNV 4 (-1)
- PACMA 4 (+4)
- BILDU 2 (=)
- CC 1 (=)
Sin adulteración del voto en las opciones posibilistas, PACMA fácilmente obtendría 8-10 escaños al concentrar muchísimo más votos.
Los partidos vasquistas y catalanistas podrían ir hacia arriba, si el votante vasco advierte que su voto se sumerge en una circunscripción única puede provocar concentración de voto en opciones vasquistas, también es probable que esté modelo aumente el porcentaje de participación dado que mucho voto que se encuentra sin opciones podrá tener alguna de ser representado.
¿Se producirá el cambio? Sino forma parte de una negociación de terceros partidos con un PP, PSOE con asfixiantes necesidades no, el cambio exige una modificación de la constitución, como sabemos la misma o es intocable o se modifica una noche en un despacho como hizo Rodriguez Zapatero.
Un comentario en «La empanada electoral»